Consejos para estimular la memoria
La memoria es la capacidad de retener, guardar y evocar experiencias pasadas o información aprendida. Está integrada por tres sistemas que
interactuan y se comunican entre sí: memoria sensorial, memoria a corto
plazo y memoria a largo plazo. Cada uno funciona individualmente,
almacena diferentes clases de información y degenera con la edad en
diferente medida que los otros.
Así pues, la memoria sensorial retiene la información procedente de nuestros sentidos
durante menos de un segundo. Después la elimina o la guarda en otros
sistemas y su funcionamiento no se altera con el paso de los años.
Cuando registra la información, esta pasa a la memoria a corto plazo,
donde permanecerá hasta que se realice una acción. Sin embargo, el
contenido que admite es bastante limitado, aproximadamente, unos siete
elementos (un número de teléfono, lista de la compra, matrícula de un
coche…), los cuales pueden enviarse a la memoria a largo plazo o
eliminarse, por no ser necesarios. Con el transcurso de los años, la
memoria a corto plazo se vuelve más lenta pero la capacidad para retener
información permanece estable y sin cambios perceptibles.
Todo el conocimiento que una persona acumula durante su vida está almacenado en la memoria a largo plazo. Por tanto, para poder recordar en el futuro, debemos aprender la información correctamente, guardarla y poder recuperarla. Con la edad, los problemas
de memoria se deben, principalmente, a los procesos de aprendizaje y la
recuperación. También conviene distinguir entre los diferentes tipos de memoria a largo plazo: prospectiva, semántica, episódica y procedimental.
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